Mi discurso para los Oscar

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Tenía preparado mi discurso para cuando subiera a recoger el Oscar. O los Oscar. Los que me dieran. Seis, siete, me da lo mismo, todos son iguales. Pero resulta que no estoy ni nominado. Sí, lo sé, es ridículo. Tanto mi película como mi trayectoria merecen este premio.

Quizás esté mal que sea yo quien lo diga, pero soy un histórico del cine. Llevo tanto tiempo en el sector que mi primera película tuvo que estrenarse como obra de teatro. Muda y en blanco y negro. Exacto: inventé a los mimos. No pienso pedir perdón otra vez. Pasé siete años en la cárcel.

Después de eso rodé mi primer corto, pero no entendí bien el concepto. No hice una película corta de tiempo -duraba casi cuatro horas- sino bajita: los planos medían la mitad de alto y los actores tuvieron que interpretar sus papeles de rodillas. Reconozco que eso le restó emoción a la escena de la pelea e intensidad a las partes más románticas.

También fui el inventor de las palomitas. Se llaman así porque al principio eran palomas enteras fritas en mantequilla. Las cazaba en la plaza Cataluña arrojando maíz como cebo y usando un martillo para dejarlas inconscientes. Llegó un momento en el que las palomas se abalanzaban sobre mí cuando me veían llegar, así que empezamos a vender el maíz para que la gente las cazara por su cuenta.

Así empezó la primera guerra entre palomas y humanos.

Pero me desvío del tema.

Tuve muchos problemas para rodar mi última película, La venganza del contable, por la que esperaba varias nominaciones. En realidad y ahora que lo pienso, solo tuve un problema: no tenía nada de dinero.

Pero encontré una fórmula perfecta: primero, interpreté yo todos los papeles. Los 74. Me iba cambiando de peluca y poniendo voces. Fue una experiencia agotadora. Y, claro, tuve que hacer cambios en el guión porque, por ejemplo, soy incapaz de hablar como un zurdo.

Para ahorrar costes de producción (todos ellos) aproveché otros rodajes para grabar mis escenas. Así, la primera parte transcurre en el fondo de El renacido. Hay que fijarse mucho, pero la trama está ahí detrás, a la derecha. A veces me tapan un par de árboles.

La segunda parte se puede ver en los episodios 6, 9 y 13 de la séptima temporada de The Good Wife. Se me puede ver subido en alguna de las mesas del bufete. El diálogo se oye mal porque cada vez que gritaba me sacaban a rastras del plató.

El sorprendente final, en el que (ojo, spoilers) el contable consigue cuadrar las cuentas trimestrales, se puede disfrutar en uno de los castings de Britain’s Got Talent, disponible en la web del programa. Para evitar que el jurado me echara antes de terminar tuve que apuntarles con una pistola. No fue fácil integrar el arma en la escena, pero encontré una solución muy hábil.

MADRE: ¡Tienes una pistola en la mano!

CONTABLE: ¡Vaya! ¡Me debe haber crecido mientras dormía!

RATÓN 3: ¡Esas cosas pasan! ¡Lo leí en internet!

¿Es o no es un diálogo digno de Óscar? Lo es, pero Óscar quería cobrar por su trabajo, así que también lo interpreté yo.

La película cosechó buenas críticas. Un crítico de Cahiers du Cinéma me dijo: “No quiero ver su película. Y no me agarre del brazo, haga el favor”. El de Fotogramas me llegó a enviar un email: “Deja de escribirme, seas quien seas, estoy harto de recibir un mensaje tuyo cada diez minutos”. El de Cinemanía la vio dos veces seguidas: “Sí, me encanta, pero por favor suéltame, te juro que no le diré nada a la policía”. Le dejé ir con la condición de que escribiera una crítica: “Por favor, sé sincero -le dije- lo que más aprecio es la sinceridad”. Por eso me molestó tanto que avisara a la policía. Me dijo que no lo iba a hacer.

A pesar de todo, la academia ha ignorado mi película. Imagino que por motivos políticos: uno de los personajes dice cosas muy duras sobre Estados Unidos.

AUDITORA: Esa canción de Bob Dylan está bien.

Se trata de una canción muy crítica con cosas, de estas de protestar. En la peli no se oye porque no podía comprar los derechos, pero todo el mundo sabe de qué canción se trata porque otro personaje la tararea.

VIAJERO EN EL TIEMPO: Ah sí, la de nana-nananieeee-nana…

RATÓN 4: A mí no me gusta.

El ratón rebaja el mensaje crítico, pero porque quería que el espectador sacara sus propias conclusiones. De todas formas, se trata de un ratón nazi, por lo que difícilmente le caerá bien a nadie.

Total, que no podré dar el discurso que tenía preparado. Lo reproduzco a continuación por su interés y porque no creo que me valga para otros años.

EL DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL OSCAR DE JAIME RUBIO

Buenas noches. Vendo Iphone 3. Está perfecto, como recién comprado. Lo único malo es que la batería se me rompió y le puse la de una furgoneta. Muchas gracias.

Imagino que el año que viene ya lo habré vendido.

Autor: Jaime Rubio Hancock

Yo soy el mono de tres cabezas