No preguntes lo que tu país puede hacer por etcétera

Discurso inaugural de JFK. (U. S. Army Signal Corps photograph de la Biblioteca y Museo Presidencial de John F. Kennedy, Boston).

Primer intento

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “No te preguntes lo que te puedes hacer por tu…”. No, espera, no era así. No preguntes lo que pueden hacerte en tu… No, tampoco. ¿Quieres hacer algo por tu país? Pregúntame cómo. No, no. Un momento que ya lo tengo. No me preguntes qué hora es. No. Pregúntate qué puedes hacer por las tardes si solo trabajas por las mañanas, ¿quizás aprender a tocar un instrumento? Se me ha ido. Lo siento, creía que tenía clara la frase, pero no me sale. No sé qué pasa, pero no me sale.

Qué rabia me da esto. Quería compartir un texto inspirador para no venirnos abajo estos días y me encallo con una tontería. Esto es por estar todo el día encerrado. No me circula bien la sangre y así estamos.

A ver. Venga. Yo creo que ahora sí.

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “Pregunta a tu país qué puede hacer por ti, en lugar de preguntar qué puedes hacer por ti”. No, eso no puede ser, no tiene sentido. Pregunta… No, es al revés. Empieza con “no preguntes” seguro. No preguntes en qué país vives… No te preguntes lo que tú país está haciendo… Pregunta… Pregúnteme usted… No te preguntes si queda café, pon una cafetera y ya luego vemos… Tu país está para preguntitas, si te parece… Pregun… Pregunta… No preguntes, contesta… 

Nada. Tampoco.

Pues es una pena porque el resto del texto era superépico. Pero, claro, todo depende de la primera frase. Porque tenía pensadas como referencias y ecos y llamadas y demás, y si no consigo citarla bien no tiene sentido.

 

Segundo intento

Voy a empezar desde el principio otra vez, a ver si pillando impulso sale sola.

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “Yo te conjuro, Satán, príncipe de es… “. Huy, no, no. No era así. Creo que era algo de Satán, ¿pero príncipe? Eso me suena rarísimo, siendo Estados Unidos una república.

SOY EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS

¿Qué?

SOY SATANÁS. ¿ME HAS LLAMADO?

¿Yo?

TENGO UNA PERDIDA TUYA.

Ha sido un error. Creía que estaba citando a Kennedy.

PUES ME HAS LLAMADO A MÍ.

Ostras, perdón. ¿Cómo lo haces?

¿EL QUÉ?

Escribir en mi texto.

ESTOY POSEYÉNDOTE.

No es muy agradable.

TÚ ERES EL QUE HA LLAMADO.

¿Puedes parar?

SÍ, CLARO, SIN PROBLEMA. SI YO SOLO HE VISTO LA PERDIDA Y QUERÍA VER QUIÉN ERA. ESTOY ESPERANDO UNA LLAMADA DEL LAMPISTA, A VER CUÁNDO PUEDE PASAR, QUE LA CISTERNA PIERDE AGUA.

No, no. Lo siento. Un error.

¿HAY ALGO QUE PUEDA HACER POR TI?

Pues mira, ya que estamos. ¿Tú sabes cómo es esa frase famosa de Kennedy?

¿CUÁL? ¿ICH BIN EIN BERLINER?

No, la otra.

MARILYN, ¿TE VIENES A VER UNA PELI? MIS PADRES NO ESTÁN EN CASA.

No, la otra.

PARECE QUE REFRESCA.

No, la de “no te preguntes de qué…”

AH, SÍ. SÍ, CLARO. LA DEL DISCURSO INAUGURAL DE SU PRESIDENCIA.

Exacto.

ES MUY BUENA.

¿Verdad?

MUY INSPIRADORA. PATRIOTISMO DEL BUENO, DEL QUE NO HACE DIFERENCIAS ENTRE IZQUIERDAS Y DERECHAS.

¿Eres de Ciudadanos?

CLARO, SOY SATÁN.

¿Y de la frase te acuerdas?

SÍ, ERA… A VER… NO PREGUNTES QUÉ PUEDES HACER POR TU PAÍS, PREGUNTA A TU PAÍS… NO, ASÍ NO ERA… NO ME PREGUNTES QUÉ HACE TU PAÍS POR TI… NO… NO ME SALE…

¡A mí tampoco! 

NO ME PREGUNTES QUÉ PAÍS… NADA, NO HAY FORMA. ¿ERA IMPORTANTE?

Quería escribir un texto inspirador para estos días.

PUES YA ME SABE MAL, PERO ES QUE NO ME ACUERDO.

¿Le puedes preguntar?

¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE ESTÁ AQUÍ?

No sé, fue presidente de Estados Unidos.

ESO NO FUE CULPA SUYA, LE OBLIGARON LOS MASONES PARA OCULTAR QUE LA TIERRA ES PLANA.

¿Qué?

¿EH?

¿Qué has dicho?

SE CORTA.

¿La Tierra es plana?

OYE, TENGO QUE IRME. SI ME ACUERDO DE LA FRASE, TE POSEO Y TE CUENTO.

Gracias. Y disculpa lo de la llamada.

NADA, SI ESTABA VIENDO LA CASA DE EMPEÑOS. UNO REPETIDO, ADEMÁS.

 

Tercer intento

Creo que ya me ha salido.

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: 

 

Haz el favor y no preguntes tanto

que “el preguntitas” aquí ya te llaman,

te ven venir y al cielo todos claman,

pero qué tío más pesado, qué espanto.

 

Siempre exigiendo, menudo descaro,

de verdad, te parecerá bonito.

Pues que sepas que con tanto llantito,

pareces un comunista, ¡pues claro!

 

Si nos ponemos tontos, yo quiero un yate,

cuatro Ferraris y un avión privado,

¿a que te parece todo un dislate?

 

Deberías ser generoso y sano,

dejarte de todo este disparate

y ofrecerte para echar una mano.

No. Así no era. Seguro que no eran Ferraris. ¿Cómo va a citar coches italianos siendo el discurso inaugural del presidente de Estados Unidos? ¿Corvettes? ¿Mustangs? Nada, no me sale.

 

Cuarto intento

Esto es Kennedy que agarra el micro y dice:

—¿Qué tal, Washington? ¿Cómo va eso? El otro día voy por la calle y viene un tío y me dice: “Jotaefecá, Jotaefecá, ¿sabes qué puede hacer mi país por mí?”. ¿Y sabéis qué le dije? “No, pero me gustaría verlas?

(Risas, aplausos).

—A tope, Washington. No voy el otro día a Berlín y digo: “Ich bin ein Berliner”. Y coge el alcalde y me dice: “No, pero me gustaría verlas”.

(Risas).

—Este no os ha gustado tanto. Cuando me pongo negro siempre me pasa lo mismo. Es humor negro porque mucha gente va a morir intentando cruzar el muro.

(Más risas).

—Ahora sí, ¿eh? El otro día estaba con la gente de la NASA y les digo: “Vamos a ir a la Luna esta década”. Y me dicen: “Pero tío, eso es dificilísimo”. Y les digo: “Elegimos ir a la Luna no porque sea fácil, sino porque es difícil”.

(Silencio expectante).

—Y porque me gustaría verlas.

(Risas. Aplausos).

 

Quinto intento

>buenas, es la primera vez que intervengo en el foro aunque os leo desde hace tiempo. nada, que me estoy volviendo loco con una frase de Kennedy que no me sale. es esta que dice no preguntes a tu país no sé qué, pregúntale a no sé quién no sé qué. ¿os suena? gracias, peña.

>pole

>No preguntes, son T_D_S P_T_S.

>esa frase no es de kennedy, es de churchill

>pole

>pole

>este tema debería ir en “off topic”, no en el foro de consultas de nefrología, gracias.

> pole

 

Sexto intento

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “No preguntes a tu país qué puedes hacer por ti, hazles saber que la Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”.

No. 

No es así.

No sé qué falla, pero así no era.

 

Séptimo intento

He llamado a información para preguntar y tampoco se acordaban. Mi interlocutor me ha sugerido un método para dar con la frase: ir descartando palabras que seguro que no salen. De este modo, tarde o temprano, tendré como mucho trescientas o cuatrocientas palabras que podrían formar la cita literal y luego todo será ir probando.

He descartado las siguientes: natillas, teleférico, mesa, sombra, coche, berlina, descapotable, deportivo, bólido, camastro, silla, manzana, manzanas, manzanilla, manzanita, manzanero, manzano, Noruega, Ich, bin, ein, Berliner, botella, copa, cervecita, terracita, gustito, sácate, unas, aceitunas, o, unas, almendritas, ¿no?, teléfono, móvil, fijo, internet, pistola, rifle, serpiente, manzanitas, traigo, a, buenas, horas, mangas, verdes.

Algunas palabras que tengo en la lista de posibles: nunca, siempre, duda, nación, bandera, perro, manzanica, pifostio, paisanaje, política, quiero, casa, común, reloj, reloj pero digital, siglo, bandurria, peras, sandías, melocotones, árbol, guitarra, increpar.

Palabras que casi seguro que salen en la frase: no, preguntes, qué, puede, hacer, tu, país, por, ti, te, contigo, pregunta, qué, hora, es, puedes, atención, tu, anda, peluca, tradición, historia, nación, filosofía, hazme, el, amor, aprisióname.

Voy a ir poniéndolas en un excel para poder ordenarlas por orden alfabético.

 

Octavo intento

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “Prestadme atención un momento y dejad de hablar sobre lo que estéis hablando. Hablemos de algo importante. ¡Deja ese café! El café es solo para los que venden. ¿Crees que estoy de cachondeo? No estoy de cachondeo. Vengo del centro. Vengo de Mitch and Murray. Y vengo en una misión de caridad. ¿Te llamas Levene? ¿Crees que eres un vendedor, hijo de puta? No lo eres, amigo. Porque la buena noticia es que estáis despedidos. La mala noticia es que todos tenéis una sola semana para recuperar vuestros empleos, empezando esta noche. Empezando con la venta de esta noche. Ah, ahora tengo vuestra atención. ¿verdad? Bien. Porque vamos a añadir algo interesante al concurso de ventas de este mes. Como sabéis, el primer premio es un Cadillac El Dorado. ¿Alguien quiere saber cuál es el segundo premio? El segundo premio es un juego de cuchillos de carne. El tercer premio es vuestro despido. ¿Lo pilláis? ¿Os sigue haciendo gracia?”.

 

Noveno intento

 

Décimo intento

Antes de ser presidente, John Fitzgerald Kennedy trabajó de funcionario en el Ayuntamiento de Washington:

—Buenos días. Venía a preguntar qué puede hacer mi país por mí.

—¿Trae toda la documentación?

—Sí, aquí está el impreso rellenado, una fotocopia del DNI y el certificado del empadronamiento.

—Necesito también el documento de Hacienda.

—Sí, el de los impuestos.

—Ese.

—A ver, que no lo encuentro. Ese me costó trabajo pedirlo.

—Ya, es que no se puede hacer por internet, no entiendo por qué.

—Sí.

—Supongo que lo cambiarán.

—Aquí está.

—Perfecto. Deje que compruebe que… No, pero este no es.

—¿El de Hacienda? Me dijeron que era ese.

—El de Hacienda está bien. Hablo del primer impreso que me ha dado.

—¿Qué ocurre?

—Usted quiere saber qué puede hacer su país por usted, pero me ha entregado el impreso para saber qué puede hacer usted por su país.

—Ostras…

—Le puedo dar el impreso bueno y lo rellena aquí mismo.

—Hm… Pues igual sí.

—O a lo mejor prefiere ir a las ventanillas 831 a 836 y preguntar qué puede hacer usted por su país.

—Buf, pues ahora no sé. Es que yo venía a lo otro.

—Lo entiendo, pero a lo mejor debería preguntar por lo segundo.

—¿Usted cree?

—Si alguna vez llego a presidente, ese será mi primer consejo.

 

Decimoprimer intento

Creo que ya sé cómo puedo hacerlo. Me he estado obsesionando con sacar la frase literal, pero lo que debería hacer es parafrasear a Kennedy. No me hace falta citarle palabra por palabra. Lo único que tengo que hacer es conservar el espíritu de su famosa frase y así podré seguir con mi texto motivador.

Voy a probar:

Estos son días para parafrasear lo que dijo John Fitzgerald Kennedy en el discurso inaugural de su presidencia, aunque no palabra por palabra, porque lo importante es el espíritu y no la letra. Kennedy, que era por cierto todo un ligón, vino a decir que bueno, a ver, tú te crees muy listo, todo el rato exigiendo, pero por qué no pones tú algo de tu parte, ¿eh? Que te llega el borrador de la Renta y lo primero que haces es comprobar que te han desgravado todo lo que te tenían que desgravar. Y luego vas al ambulatorio y te cabreas si te dan hora para el día siguiente por la tarde. El día siguiente, macho. Y ahí, mirando en la Renta para ver si puedes ahorrarte siete euros con cincuenta. Además, ¿no puedes pasarte un día sin rascarte el eczema? No es un cáncer, es un eczema. ¿Y sabes de qué te sale? De pensar que tienes cáncer. Siempre igual. Y no es solo lo de los impuestos, es que llevas toda la vida así, sin poner nada de tu parte. ¿Cuántas prórrogas pediste para no hacer la mili? Todas las que pudiste hasta que la quitaron, ¿verdad? Que pensabas dejarte tres asignaturas hasta que la suprimieran solo para decir que aún tenías que ir a clase. Pues, mira, a lo mejor tendrías que haber servido unos mesecitos en el cuartel, ayudando a pelar patatas. O en la cosa esa de la prestación, cómo se llamara. Un primo mío la hizo en la Cruz Roja y el tío estuvo echando una mano. Algo pequeño, creo que contestaba al teléfono o así, pero eso es mejor que estar en casa rascándote los cojones, que te va a salir otro eczema en los huevos de tanto rascarte. Madre mía. Pasas más horas en posición horizontal que en vertical. Que tienes el hígado a la misma altura que los riñones. Tienes un eczema en la mano, otro en los cojones y llagas en la espalda de no levantarte ni para ir al baño, que te has comprado un cubo para dejártelo al lado del sofá.

No, tampoco. Creo que he capturado muy bien el espíritu de sus palabras, pero es demasiado largo y la entrada al texto pierde fuerza.

Tendré que seguir pensando.

 

Decimosegundo intento

>Todos sabéis que John Fitzgerald Kennedy fue el trigésimo quinto presidente de Estados Unidos, pero a lo mejor no recordáis la frase más famosa de su discurso inaugural. ABRO HILO.

>JFK ganó las elecciones de 1960 tras prometer que todos los estadounidenses tendrían un terrenito en la Luna para ir a pasar los fines de semana.

>Al final de la campaña se le estaba calentando la boca. En un mitin dijo: “Y como los rusos se pongan tontos, nos plantamos en Marte, así te lo digo. Y lo haremos en miércole, JAJAJAJAJA, qué bueno, JAJAJAJA, miércole, JAJAJA… ¿Lo pilláis? Marte, miércole, jajaja…”.

>JFK se secó la lagrimilla con el dedo índice mientras se seguía riendo. “Ay, si no fuera por estos momentos…”.

>Total, que ganó las elecciones. Los republicanos habían presentado a Nixon, cuyo eslogan de campaña, “Sacrificaré a vuestros primogénitos a Baal”, no acabó de convencer a los estadounidenses. Eso sí, en el voto popular quedó a solo dos décimas porcentuales del demócrata.

>En enero de 1961, JFK tomó posesión del cargo con un discurso muy motivador, que viene al caso estos días. Subió al estrado y dijo: “¡Buenos días, Vietnam! Parece que refresca, ¿eh?”.

>(Los inviernos de Washington son muy duros).

>“Alguien se ha dejado la nevera abierta, ¿eh?”, siguió. “Madre mía, espero que la Casa Blanca tenga calefacción. ¿Sabéis qué me gusta a mí más que la calefacción? Una estufica pequeña. Le echas la manta encima y luego te está toda calentita. Anda que no”.

>Después de hablar durante hora y media sobre “la rasca que hace aquí, la Virgen”, pronunció una frase que pasará a la historia:

>“No preguntes qué puedes hacer por España…”. No. Perdón.

>Pregunta en Estados Unidos lo que puedes hacer por ti y no preguntes… No.

>Pregunta. No preguntes. No controles mi forma de vestir, controla tú lo que bebes, borracho. No preguntes.

>No preguntes qué puede hacer tu país por ti, contesta tú a la pregunta, que tenemos mucho lío.

>Pregúntame.

>Pregunta.

>No.

>Atención, pregunta: ¿qué puede hacer tu país por contestar?

>Prego.

>Pregunta.

>Pregúntame.

>Y esto es todo. Se agradecen los RT. Mi Instagram es @frasesdekennedy

 

Decimotercer intento

Estos son días para recordar la frase que John Fitzgerald Kennedy pronunció en el discurso inaugural de su presidencia: “No preguntes qué haces tú por tu país, pregunta en qué país…”

Nada, no me sale.

—¡Da igual lo que dijera!

—¿Qué? ¿Pero qué hace usted en mi casa?

—¡He oído que alguien decía algo que estaba mal y he tenido que echar la puerta abajo!

—¿Pero de qué está hablando?

—¡Que da igual lo que dijera! ¡Porque estaba mal! ¡Era una estupidez!

—¿Y usted es?

—Ingeniero.

—¿Eh?

—Allá donde pueda dar una opinión que nadie ha pedido sobre un tema que desconozco y con una seguridad de acero, pero no de cualquier acero, sino del acero bueno que estudiábamos nosotros en una carrera mucho más difícil que cualquier experiencia vital por la que haya pasado cualquier persona, allí estaré.

—¿Pero qué dice?

—Me voy, tengo que explicarle a ese taxista que no sabe conducir.

—¿Pero qué ha hecho con la puerta?

—Ya se lo he dicho, la he tirado abajo.

—Pero…

—Solo hay que hacer fuerza aquí, en este punto. Si lo sabré yo, que soy ingeniero.

—¿Tiene el hombro dislocado?

—Solo es una luxación, imbécil. ¡Cómo se nota que usted no es ingeniero!

—Pero…

—Adiós, buenas tardes.

 

Decimocuarto intento

Después de atravesar los túneles de la Casa Blanca, enfrentándose a los monos asesinos y eludiendo diecisiete trampas mortales por los pelos, Indiana Jones y Marion Ravenwood llegan a las catacumbas presidenciales.

—¡Indy, creo que es esta!

—La tumba del irlandés.

Indiana pasa la mano por la piedra para leer la inscripción: “John Fitzgerald Kennedy (1917—1963). Esposo, padre, presidente, socio del Círculo de Lectores, Berliner”.

—Ayúdame, Marion.

Entre los dos desplazan la piedra para descubrir, un cadáver vestido de caballero de la Edad Media con un manuscrito en las manos, que están colocadas sobre el techo.

—¿Por qué va vestido de caballero templario, Indy?

—Kennedy era un rosacruz.

—¿Qué?

—No lo sé, Marion. Creo que en algún momento el guionista leyó El péndulo de Foucault y está mezclando muchas cosas. ¡El manuscrito!

—¿Qué dice?

—Dice: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti…”

—¿Cómo sigue?

—No lo sé. El pergamino está roto.

—Alguien llegó antes que nosotros.

—¿Qué es ese ruido?

—¡El techo se derrumba sobre nuestras cabezas!

—¿Ves alguna salida, Marion?

—Creo que tendremos que atravesar a nado la piscina de serpientes.

—¿Serpientes? ¿Por qué siempre serpientes?

(Risas enlatadas. Se congela la imagen mientras suena la música de El príncipe de Bel-Air. Anuncios).

 

Decimoquinto intento

Jaime Rubio fue juzgado esta mañana por citar mal nada menos que a John Fitzgerald Kennedy, primer presidente católico de Estados Unidos y, por tanto, también Papa de Roma entre 1961 y 1963, año en el que Lee Harvey Oswald, con ayuda de la mafia, de la oposición anticastrista, de la CIA, del KGB y de la RDA, le asesinó con la ayuda de otros cincuenta y cuatro tiradores. Esta es la única forma en la que se entiende la trayectoria de la bala. A no ser que consideremos que la Tierra es plana. Si la Tierra fuera plana, la física gravitatoria resultante (o no—gravitatoria, porque la gravedad no existe) explicaría perfectamente la mencionada trayectoria en zig—zag, un pasito palante, María, en zig—zag, un pasito patrás.

Pero nos desviamos. Como lo que nos quieren hacer creer que fue la trayectoria de la bala. El fiscal quiso saber cómo era posible que Rubio fuera incapaz de recordar una de las frases más citadas de la historia, a lo que el acusado respondió rompiendo a llorar y asegurando que era muy liosa. “¿Ha preguntado a un ingeniero?”, quiso saber el fiscal. “Es posible que lo sepan, su carrera es muy difícil”. Ante la negativa de Rubio, el fiscal concluyó que el acusado no había hecho todo lo necesario para conocer las palabras exactas del presidente de Estados Unidos más guapo de la historia, aunque no tan guapo como Pedro Sánchez, “pero no el presidente, sino un amigo mío que se llama igual y que es guapísimo”.

El juez preguntó si se trataba de la frase de Berlín y el fiscal aclaró que no, que era la frase famosa del discurso inaugural. “Anda que no hace frío en Washington”, afirmó el juez. “Yo estuve ahí hace unos años. Fui con mi señora a celebrar fin de año en Nueva York y pasamos un día en la capital. Cuatro horas de autobús para ver la Casa Blanca por fuera. No merece la pena. Y un frío… Más que en Nueva York, que ya es decir. Me salió un eczema del frío. Vamos, creo que era del frío. ¿Te puede salir un eczema del frío? Ahora dudo. Igual fue de comer hamburguesas”.

El abogado de Jaime Rubio renunció a su defensa al no verse capacitado para ejercerla de forma eficaz. “Señoría —dijo—, no soy abogado, soy una almohada muy grande con traje y una cara pintada”. El juez rechazó la petición, asegurando que no consentiría “truquitos de películas americanas para declarar nulo el juicio”. Ante las quejas tanto de Rubio como de su letrado, el juez apuntó que la almohada había cursado estudios de Derecho, licenciándose en 2004. “Es una almohada de las caras, de estas con memoria. Así que seguro que se acuerda de todo”. El jurado, el fiscal y el juez irrumpieron en una sonora carcajada. “Ay, si no fuera por estos momentos…”, concluyó el magistrado, secándose una lagrimilla con el índice.

Interrogado por su abogado, Rubio explicó que estaba descartando las palabras que seguro que no pronunció Kennedy, por lo que no tardaría en dar con la frase exacta. “Es un método lento —explicó—, pero no creo que tarde más de sesenta y uno o sesenta y tres años”.

El abogado defensor presentó como principal prueba el registro de búsquedas en Google del acusado, para intentar demostrar que Rubio había hecho todo lo que estaba en su mano para encontrar las palabras exactas del presidente de Estados Unidos:

frase kennedy

frase kennedy berliner no la otra

kennedy discurso inaugural

kennedy discurso inaugural frío

kennedy discurso inaugural frío estufa

kennedy discurso inaugural frío estufa manta

kennedy país por ti

kennedy coronavirus

kennedy kennedy

kennedy kennedy kennedy

kennedy kennedy kennedy kennedy

kennedy kennedy kennedy kennedy kennedy 

kennedy kennedy kennedy kennedy kennedy kennedy

kennedy fried chicken

kennedy aeropuerto

suárez aeropuerto

El juez no se vio en absoluto convencido por la defensa de Rubio y declaró culpable al acusado. Su sentencia recoge que “cuando se le pregunte por su cita famosa favorita, Rubio deberá contestar ‘una cena con Ana Obregón, ¿eh? ¿eh?’, levantando las cejas al menos dos veces y dando varios codazos suaves a su interlocutor, para después insistir: ‘Cita famosa con Ana Obregón, ¿eh? Una cena con Ana Obregón es una cita famosa’. Después deberá guiñar el ojo y carcajearse hasta llegar a la lagrimilla, que deberá secarse con el dedo índice”.

Autor: Jaime Rubio Hancock

Yo soy el mono de tres cabezas