
Este1 verano2 he ido con mi3 papá y con4 mi mamá a la playa5. No6 me gusta la playa7 porque la arena pica. Le pregunté a mi8 papá si había tiburones y me dijo que sí y que con suerte me comerían9, pero mi mamá10 dijo que no, no es verdad, no hagas caso a papá, está enfadado porque tampoco le gusta la playa. Yo11 le dije a mamá que a mí tampoco me gustaba y mamá dijo pues ya estoy harta, el año que viene nos quedamos en casa12. Mi papá dijo así ahorraremos y yo les dije que quería un helado13. Papá dijo y yo quiero un yate14, pero me dio el dinero igual. Fui a por el helado y el heladero me dijo tienes buenas manos para limpiar las heladeras, son pequeñas, pero fuertes. Me dijo que llamara a mis padres y mamá y papá vinieron, y mi papá dijo pero qué pasa, ni eso sabes hacer, y el señor de los helados dijo oiga, que podría trabajar para mí, pago bien15, y mi mamá dijo bueno, a ver, cuánto, pongámonos de acuerdo16, y se pusieron de acuerdo y pasé el verano trabajando17,18 limpiaba19 las máquinas de helado porque tengo las manos pequeñas, pero fuertes, como de labrador20 pequeño. El heladero era duro, pero justo21, decía mi papá22. No lo pasé muy bien porque no me gusta la playa, pero mi mamá dijo bueno23, mira, entre tu trabajo y las tres carteras que robó tu padre24 en el paseo marítimo, las vacaciones nos han salido gratis, así que ni tan mal. Y luego volvía25 casa y ahora estoy en el cole26.
- El texto se redactó en septiembre de 1984 (según Blecua) o 1985 (según Valverde). A pesar del baile de fechas, ambos coinciden en que se trata de su primer trabajo desde junio, al margen de un cuaderno de vacaciones Santillana en el que apenas se pueden leer frases sueltas que la crítica considera obras menores. Se publicó por primera vez en Ensayos, aforismos y textos dispersos (2007, con prólogo de Rafael Sánchez Ferlosio).
- “Berano” en la primera versión del relato. Se han corregido estas y otras faltas ortográficas, gramaticales y de puntuación. La versión original se puede consultar en sus Obras completas, publicadas por esta misma editorial.
- Al decir “mi” se refiere a “su”, no a “mi”. Es decir, “su” madre, no la mía. Al tratarse de un texto temprano, Rubio no acaba de controlar la técnica narrativa y provoca este tipo de confusiones en el lector.
- Nótese la aliteración en “con… con…”, muestra temprana del estilo de Rubio. Otro ejemplo de la misma época lo tenemos en Redacción, en el que se juega de manera interesantísima con la repetición. El relato consiste en la palabra “mesa” repetida 200 veces y concluye con “ya está, ya es lo largo que pedía la señu”. Este trabajo fue acogido de manera tibia por la crítica, que suspendió su obra. El autor se vio obligado a repetirla, ofreciendo una versión más formal, también con el título de Redacción y que no es más que un resumen un tanto libre de Indiana Jones y el arca perdida, menos interesante, aunque no sin valor.
- Nótese cómo Rubio no deja claro de qué playa hablamos, logrando que el lector se identifique plenamente con el personaje. Su técnica narrativa no interfiere con el lector, permitiéndole imaginarse en su propia playa.
- En general, Rubio usa a menudo el adverbio “no”, casi tanto como el adverbio “sí”. Véase al respecto el trabajo de López Teruel, que contó estos adverbios a mano. Cuando alguien le explicó que podría haberlo hecho con ayuda de un ordenador de forma sencilla y rápida, López Teruel puso fin a su vida arrojándose al vacío. Para encontrar dicho vacío tuvo que colarse en el laboratorio de la Universidad de Física de Barcelona.
- ¿Se trata de la misma playa de antes? Probablemente, aunque, de nuevo, Blecua y Valverde discrepan.
- Una vez más, su padre, no el mío. Lo sé porque le pregunté a mi padre si se trataba de él y su respuesta no da lugar a dudas: “Lo siento, hijo, pero eso que haces no es un trabajo de verdad. ¿Por qué no estudiaste ingeniería, como tu hermana?”. Porque no sería feliz, papá. No hay ingenieros felices. Además, tengo una carrera, edito libros para Cátedra, hostia. Estoy construyendo los cimientos sobre los que se sustenta la cultura. Dentro de SIGLOS mi trabajo ayudará a lectores a acercarse a la obra de GENIOS. Bueno, más o menos, que en Cátedra ya publican cualquier cosa porque al final llega un punto en el que las “obras maestras” se acaban.
- Esta es otra muestra de impresionante capacidad narrativa de Rubio. El arco de este relato concluye en 2019, cuando Rubio fue devorado por un perro al que llevaba varios días siguiendo y diciéndole: “Dame la patita”. Según determinó la investigación policial, se trata de la única vez que un yorkshire terrier se come a un humano entero*. En este caso, Blecua y Valverde coindiden al elogiar la originalidad literaria de Rubio y este juego en el que ficción (el relato) y realidad (su propia muerte, narrada por los periódicos) mantienen un diálogo a base de ecos y referencias constantes.
* Tanto el perro como el dueño fueron absueltos.
- Un buen ejemplo del dualismo de Rubio, que juega con el eje papá-mamá, en referencia a los arquetipos hombre-mujer y, en otras obras y según Valverde perro-gato. Blecua también menciona el eje pájaro-pingüino, en una ingeniosa explicación que ocupa 20 páginas de su tercer libro sobre Rubio y que supuso su ingreso en un sanatorio en los Alpes.
- Esta palabra aparece tachada en el primer borrador, aunque finalmente se volvió a añadir. ¿La primera versión le pareció demasiado nihilista? Esa es la interpretación de Valverde, pero Blecua se inclina por una explicación meramente formal.
- La “casa” es uno de los escenarios recurrentes en la obra de Rubio. Muchos de sus personajes tienen “casa” y viven en ella, en ocasiones acompañados de otras personas. Recordemos que este trabajo es solo unos meses anterior a una de sus pocas incursiones en la pintura, una obra titulada precisamente “Mi casa”. Como ha señalado la crítica, se trata de un título irónico, ya que él no vivía con su familia en una casa de dos pisos con chimenea y lo que parece un manzano, sino en un piso de 85 metros cuadrados de L’Hospitalet de Llobregat,
- Se aprecia la lucha entre la sociedad capitalista y el anhelo de libertad. De nuevo un tema constante. En Redacción, el arca está llena de helados e Indiana Jones se toma varios de ellos seguidos sin que le duela la barriga, descubriendo que lo del dolor de barriga es, cito, “un invento de los padres”.
- Nunca consiguió el yate, al menos según cuenta Rubio en trabajos posteriores, como Redacción para el día del padre y las tres Vacaciones que escribió en años siguientes.
- Llevo mucho sin poner notas al pie porque me han llamado por teléfono y me he despistado. Nada, los de Cátedra, metiendo prisa. Es más fácil editar para Austral: un prologuito y a tomar por saco.
- Hay una negociación similar en Fin de semana en la nieve, cuando sus padres acceden a alquilar a Rubio como trineo en Andorra.
- El poder del diálogo es otro de los temas recurrentes de Rubio y se suele relacionar con la figura de la madre. No siempre llega a buen puerto, como se puede leer en un relato del mismo año, Mi madre es una dictadora y no me deja comer chocolate.
- Según Valverde, esta coma debería ser un punto, pero según Blecua, debería ser punto y coma.
- Este relato anticipa gran parte de lo que sería la carrera de Rubio, que dejó la literatura a los 12 años y que desde entonces dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a otras actividades, como la contabilidad e ir al súper a hacer la compra. Lo único que le devolvió a las letras fue la supervisión de la publicación de varias antologías y de sus obras completas, a la que en realidad dedicó poco esfuerzo, según cuenta Tudela en su biografía del escritor. Esta labor iba acompañada de quejas como “¿pero esto es normal?” y “¿cuánto me van a pagar? Necesito el dinero”. Según Blecua, sus primeros trabajos revolucionaron el panorama narrativo, en especial Odio los garbanzos. Valverde opina que su obra es interesante y que no carece de madurez, pero se ve necesariamente limitada por su escaso recorrido.
- Se refiere al campesino y no al perro, aunque Blecua ve de nuevo un anticipo de su temprana muerte. Al respecto, Valverde contesta con un “eso es una idiotez” y “no entiendo cómo sigo casada con este analfabeto”.
- La dureza del heladero va acorde con la frialdad del helado. El extenso estudio de Peláez sobre este relato dedica un capítulo a esta frase, que define como “perfecta definición de la visión del mundo de Rubio”. Lo relaciona, en nuestra opinión muy hábilmente, con los tres años que pasó, ya licenciado, trabajando en el departamento de contabilidad de una cementera.
- Este fragmento recuerda a otro trabajo anterior, titulado Barça, que arranca de una forma parecida: “Mi papá dice que Lineker es un vago”.
- López Teruel también contó el número de “bueno” en la obra de Rubio y llegó a la conclusión de que era una cifra “superior a la media”.
- Pasó tres años en la cárcel, no consecutivos, por cargos similares, como narra Rubio en De qué trabaja mi papá.
- La crítica se haya divididísima respecto a esta construcción. Para Blecua, “volvía casa” es una bellísima metáfora sobre la vuelta de la cotidianeidad, una forma de ver esta experiencia mucho más amenazante que una vuelta a la cotidianeidad. Este crítico aprecia influencias de Heidegger en esta frase. Para Valverde, se trata de una errata. También para la profesora de lengua de Rubio, que así la señaló. Blecua lamenta con dureza la “escasez de miras” con la que fue recibido el texto de Rubio: “Nunca sabremos qué influencia tuvo esta incomprensión en el hecho de que el autor abandonara la labor literaria”.
- El texto se cierra con una vuelta a la normalidad. El tono pesimista y el carácter cíclico de la vida también está presente en obras como Fin de semana en la nieve, Fin de semana en Castelldefels, Mis vacaciones de Semana Santa y ¿Otra vez garbanzos?