El hombre que opinaba sobre todo

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No me gusta esa camisa. ¡Oiga! ¡Oiga! ¡Sí, es a usted! No me me gusta esa camisa. El color es demasiado apagado. Y le sienta bastante mal, sobre todo porque no la ha combinado con los pantalones adecuados. ¿Cómo que quién soy? Un ciudadano, señor mío, un ciudadano libre que vive en una democracia. Pero no me interrumpa. La próxima vez pruebe con un azul. Creo que ese es su color.

Lo llevo pensando varios días. Esta panadería está bien. Ya lo sabe: vengo cada tarde. Buen pan. Buen precio. Pero es que le veo y está claro que usted tendría que haber abierto una zapatería. No sé, es algo en la expresión. También en las manos. Tiene manos y cara de zapatera y no de panadera. Pero sólo es mi opinión. Debería abrir una zapatería. Abra una zapatería. Sólo es mi opinión. Abra una zapatería.

Disculpe, pero balancea demasiado los brazos al caminar. Pruebe a no moverlos tantos. Sí, así mucho mejor. Se siente incómodo porque no está acostumbrado, pero esta es la forma correcta. Cuidado, está volviendo a balancear mucho los brazos. Muy bien, así. Eso es.

Hola, he visto sus cortinas desde la calle y son horribles. Hagan el favor de cambiarlas.

¿Lo ve? Le queda azúcar al fondo de la taza. Si es que lo estaba viendo: ha removido el café menos de lo necesario y, claro, todo al final. Seguro que le sabía amargo al principio y dulzón al fondo. Tiene que mover la cucharilla al menos tres o cuatro veces más. No mucho más, que el ruido es muy molesto. ¿Viene aquí cada día? Mañana lo miramos otra vez.

Disculpen, no he podido evitar oír el chiste que acaba de explicar uno de ustedes y, de acuerdo, tiene su gracia, pero no ha sido tan gracioso. Se han reído de más. Bastante de más. Entiendo que son amigos y están de buen humor, y además está el hecho de que estamos en un bar y el alcohol ayuda, pero me ha parecido una carcajada completamente desproporcionada. Sobraban varios jas ahí. Y usted incluso se ha secado una lagrimilla. Eso estaba fuera de lugar. Completamente fuera de lugar. Se han reído de más.

¡Oiga! ¡Vecino! ¡Oiga! ¡Está regando mal las plantas! Sí, le falta juego de muñeca. Así, ¿no ve cómo el agua cae mejor? ¿No? ¿En serio no lo ve? Es bastante evidente. Pues si no quiere opiniones, no haga cosas en público. Estamos en una democracia y cuando la gente hace cosas en público se arriesga a que le den su opinión. No, caballero, eso no es una opinión, es un insulto. Y le ruego que no meta a mi madre en esto. Es una madre bastante buena: le puse un 7,75. Le falla que no siempre me coge el teléfono, no sé por qué.

Eh, tú, árbol. Tus hojas están poniéndose marrones muy pronto. Ni siquiera estamos en septiembre. No vayas tan deprisa. Todo tiene que seguir el orden que le corresponde.

Este perro debería levantar más la pata al mear. Sí, así. Ahora sujétesela usted. Mucho mejor, dónde va a parar. Haré una foto para que lo vea. Aquí tiene. Mucho mejor, ¿verdad?. Supongo que deberá sujetársela usted los primeros días, hasta que se acostumbre. Pero los perros y los niños se acostumbran a todo, lo leí en internet.

¿Pero qué hace hablando en sueco, señora? El sueco es una lengua horrible. ¿No me entiende? Swedish is a hideous language. Please speak English. Or French. I think French is in your line, as you are an elegant wom… ¿Pero a dónde va? ¡No corra! ¡Señora! ¡No corra en sueco!

Perdone, pero está tecleando mal. Cuando se escribe un mensaje con el móvil, hay que usar los dos pulgares, no un pulgar y un índice. Con ese gesto le está diciendo a todo el mundo que tiene más de 30 años. Sí, así. Ya se acostumbrará. Al principio cuesta, pero es la forma correcta de hacerlo. Mire qué rápido voy yo.

¡Usted es muy feo! Sí, yo también, pero me está cambiando de tema y lo hace además con un burdo ad hominem.

Autor: Jaime Rubio Hancock

Yo soy el mono de tres cabezas

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