10 imprescindibles en mi armario


armario

Gracias a mi elegancia y a mi buen gusto me he convertido en una referencia de estilo entre amigos y conocidos. No son pocos quienes se acercan y me preguntan, por ejemplo, “¿a qué cadáver le has robado esa chaqueta?” o “¿por qué no llevas pantalones?” en referencia a mi inmortal clasicismo y a mi divertido atrevimiento, respectivamente y por poner dos ejemplos.

Con el objetivo de echar una mano a tanto despistado como hay por el mundo, reúno diez prendas imprescindibles de mi armario, con el objetivo de ayudar a que la gente también se gire a vuestro paso por la calle y, movida por la emoción extrema, llore sangre hasta vomitar.

  1. Otro armario. Sí, dentro de mi armario tengo encajado otro armario, con lo que puedo disfrutar del doble de espacio. (Esta idea de decoración la saqué de El tercer policía, de Flann O’Brien).
  2. Una guitarra que nunca aprendí a tocar. Es el último hobby que he abandonado, pero en mi armario también hay dos libros de magia y siete barajas Bicycle, un set para aprender a pintar al óleo, mi colección de casas de muñecas, un piano de cola, un zorro a medio taxidermizar (aún está un poco vivo), mi colección de gatitos bonsái y mi profesor de alemán.
  3. Un túnel secreto. En mi caso, va a dar al lavabo, porque es un piso pequeño y si haces un agujero en la pared no te encuentras pasajes subterráneos que van a dar al ala este del castillo, lo cual es una pena. Pero al menos tardo tres segundos menos en llegar al baño, cosa que se agradece algunas mañanas.
  4. Diecisiete bambas y zapatos viejos. Una zapatilla de felpa con la suela despegada. Una chancla de Los Ángeles Clippers que no es mía y que no sé cómo ha aparecido allí. El pie de un maniquí, que lamo durante las noches de insomnio. El tacón de un zapato de señora.
  5. Tres bolsas de plástico. Debería sacarlas y meterlas en la bolsa de las bolsas que tengo en la cocina, pero qué pereza, ¿no?
  6. Esqueletos. Un clásico que siempre viene bien para el fondo de armario. Preferiría tenerlos enterrados en el jardín, donde quedan mucho mejor, pero soy pobre y vivo en un piso pequeño. Me sabe mal porque la escena clásica de la policía desenterrando huesos y contando víctimas le da mucho encanto y elegancia a una casa, pero no se puede tener todo.
  7. Cuarenta y tres perchas metálicas de estas cutres que te dan en la tintorería y que no sirven para nada, pero que tengo apiladas por si acaso. ¿Por si acaso qué? No sé, igual el resto de mis perchas EXPLOTA.
  8. Una caja de zapatos en la que guardo algunas polaroid de mi pasado, junto con tres pasaportes de tres países diferentes, unos cinco mil euros en dólares, rublos y yenes, una pistola cargada, unas gafas de sol, una gorra de béisbol y un bigote postizo.
  9. Una polilla del tamaño de un puño. Le dejo cerca las camisetas viejas. La convivencia es tensa, pero pacífica. Yo no molesto y ella no me ataca.
  10. Ah sí, esto me recuerda a que también guardo algo de ropa.

No quiero terminar sin recordaros que ya no se lleva eso de encerrar a gays dentro del armario. No sólo es muy años 90, sino que además resulta que es delito y ya aprendí la lección, como le expliqué al juez que firmó mi libertad condicional tras cuatro años de cárcel.

(Fuente de la imagen).

Autor: Jaime Rubio Hancock

Yo soy el mono de tres cabezas

2 opiniones en “10 imprescindibles en mi armario”

  1. Eh, genial el nuevo diseño!

    Yo tengo un kit de magia que no he logrado desaparecer. Y perchas, aunque acá les llamamos serchas y a la tintorería le llamamos lavandería. No sé, yo cambiaría esa costumbre de cambiar nombres, como suele suceder en los países extranjeros. De suerte que puedo leer el español de Barcelona.

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