El inspector me miró a los ojos y después de darle otra calada al cigarrillo, me dijo:
-Si queremos capturar al asesino, tendremos que pensar como un asesino.
Me acaricié la barbilla mientras meditaba la frase que había acabado de pronunciar mi mentor. ¿Qué haría el asesino si estuviera en un callejón a oscuras con el inspector que quería arrestarle?
Saqué la Smith & Wesson con la que mi padre había servido al cuerpo durante diecisiete años (hasta que le descubrieron vendiendo droga incautada) y disparé al inspector casi a bocajarro. Cayó al suelo, muy enfadado.
-¿PERO QUÉ…? -Su rostro estaba hinchado por la ira y por la dificultad para respirar mientras intentaba soportar el dolor. Tenía las manos llenas de sangre, apretadas contra la herida del estómago.
-Me dijo que pensara como un asesino, inspector.
-¡ERES UN RETRASADO!
-Un retrasado que piensa como un asesino, inspector.
-Eres más imbécil que el inútil de tu padre.
-¿Y ahora qué debo hacer, inspector?
-¿Eh?
-Ya he pensado como un asesino. ¿Cómo debo proseguir la investigación, inspector?
-LLAMA A UNA AMBULANCIA, GILIPOLLAS.
-No me gusta el tono que está usando conmigo, inspector.
-¡Me estoy… Me estoy desangrando, anormal!
-Ah, ya lo tengo.
Me agaché y le quité la cartera.
-¿AHORA QUÉ COÑO HACES, TARADO?
-Es que el asesino también robó a la víctima, inspector. Así que estoy pensando como un asesino que además roba -sonreí muy satisfecho mientras le quitaba el dinero y las tarjetas y tiraba el resto al suelo.
-PERO LLAMA A UN MÉDICO.
-Un asesino no haría eso, inspector. Claro que un ladrón a lo mejor sí. ¿Pero a quién quiero atrapar? ¿Al asesino o al ladrón?
-Subnormal… Te voy a…
Vi que buscaba algo en el bolsillo. Le pegué una patada en el brazo.
-¿Qué hace, inspector?
-¡Estoy buscando el móvil! ¡Necesito ir a un hospital!
-No puedo dejarle hacer eso, inspector. Un asesino no lo permitiría.
-¡Ahora tienes que pensar como un policía!
-¡Alto! ¡Policía! -Me apunté con la pistola.
-¿Qué haces?
-Me estoy arrestando, inspector. ¡El juego ha terminado!
-¿Pero qué coño haces?
-¡Baja el arma o disparo! ¡NUNCA! ¡Baja el arma, te digo! ¡No me atraparéis con vida! ¡Estás rodeado! ¡Tengo al inspector!
-No me apuntes, gilipollas.
-¡Soltadle! ¡Ni hablar, es mi seguro de vida!
-¡Espera! ¡Ahora debes pensar como un civil!
-¡AAAAH! ¡ESTOY EN MEDIO DE UN FUEGO CRUZADO!
-¡Llama a la policía! ¡Es lo que haría un civil!
-¡Jajaja…! ¡Ya no necesito al inspector! ¡Tengo a un civil como rehén! ¡Maldita sea!
-¿Qué haces? ¿Dónde vas?
-Estoy huyendo con un civil como rehén y he salido en mi persecución, inspector.
Durante mi secuestro, huida y persecución pensé también (por orden) como un taxista, como un fugitivo que huye a Laos con un pasaporte falso, como un emigrante, como un policía extranjero que no recibe la colaboración de las fuerzas locales para atraparse a sí mismo a pesar de que la vida de un civil corre peligro y también como un señor que se ha enamorado de una joven laosiana. Después pensé como un extranjero que le pide a un laosiano la mano de su hija, como un europeo sorprendido porque resulta que la joven laosiana en realidad era la madre del laosiano, como un tipo que huye de quien podría haber sido su suegro, que al parecer ha malinterpretado sus intenciones, y como un amante que se reúne en secreto con la madre del laosiano porque SE AMAN.
Por desgracia, nos arrestaron y extraditaron a los doce. El inspector ya había muerto. Nunca pude decirle que su consejo DE MIERDA no me sirvió de nada. Nunca atrapé al asesino.
Pero ¿por qué quieren capturar al asesino? ¿No tiene más sentido intentar permanecer alejado de un tipo así, no sé, tan violento?
Por otra parte está la cuestión de los asesinos checoslovacos. Yo no sé checoslovaco, y dudo que nadie en el mundo entienda suficiente checoslovaco como para pensar en checoslovaco. Tengo entendido que hasta los mismísimos checoslovacos piensan en otros idiomas, por pura pereza. Hay un evidente vacío respecto a los asesinos checoslovacos en este relato.
A lo mejor es un tema sensible para el autor. Todos sabemos que es un tipo rarito, qué diablos. Por mi parte voy a esperar a que pasen el guión al cine para formarme una opinión más sólida. Veremos a ver. Veremos.
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Supongo que hoy en día a los checoslovacos los arrestan en francinglés.
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Pero para eso se necesitan pruebas: un cadáver humeante, por ejemplo. No hay nada más compremetedor que un cadáver humeante.
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A mí lo que me jode de Checoslovaquia es que es una palabra inventada. Voy más allá, es una palabra que generó dos palabras inventadas. Porque vamos a ver, yo de pequeño escuchaba Checoslovaquia y me imaginaba gente rara en un país lejano, sin coches y con Ladas. Pero luego van y parten la palabra y crean Chequia y Eslovaquia. Me parece infiel.
No me quiero ni imaginar que en el día de mañana, cuando mi hijo esté escribiendo un blog o robando un cajero, le digan que España ya no es tal, que ahora existe Espia y Aña. ¿De cuál de estas naciones se querrán independizar vascos y catalanes?
Me parece infiel para con las enciclopedias en 10 tomos. La integridad de los países la salvaguardaba el saber acumulado en dichas enciclopedias no actualizables.
Dixit.
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¡Qué gran verdad dices!¡Pero qué gran verdad!
Detrás de las divisiones, secesiones y rupturas de países están las editoriales de enciclopedias. Tras un nacionalista siempre se esconde un editor interesado en reediciones y apéndices. O un fabricante de globos terráqueos: esos balones con pretensiones cosmopolitas.
¡Maldito dinero! ¡Agh, sal de mis bolsillos!
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